Morir, más allá del accidente o la enfermedad, es un hecho emocional. Para quien muere, para su familia y amigos y también para el personal médico. Es por eso que morir, además de intervenciones médicas por supuesto, requiere orientación y educación emocional.
Necesita cuidados físicos pero también del alma. Necesita la experiencia de los tratamientos pero también el tiempo en familia, en silencio a solas, y las horas de reflexión.
El acompañamiento además de orquídeas y oraciones se hace manifiesto a traves de conversaciones, silencios incómodos, abrazos profundos y si, también lágrimas.
La presencia más necesaria es esa después del quiebre o de la muerte. Es más que una tarjeta, una llamada o una visita. Es reconocer lo que pasó.
Por eso creo que morir es sobre todo, un tema emocional.