En los últimos años, las consultas por episodios de ansiedad, depresión, adicción e incluso tendencias suicidas han alcanzado cifras alarmantes en el mundo entero, a tal punto, que en países como EE. UU. se han clasificado como una crisis de salud nacional. La semana pasada, el Washington Post, publicó una encuesta que encontró que cuatro de cada 10 adolescentes están deprimidos y uno de cada cinco ha contemplado el suicidio.
A pesar de lo que nos muestran Tik Tok e Instagram, muchas personas están sufriendo profundamente. Diversos estudios han relacionado estos estados de sufrimiento y tristeza profunda con múltiples factores, pero hay uno en que puntúa alto en la mayoría de los casos: las personas que acuden a consulta por temas de depresión, ansiedad y tendencias suicidas, afirman que no se sienten conectados con un Poder Superior, es decir no tienen un sentido de espiritualidad.
Por su parte, otros estudios muestran que tener algún tipo de conexión espiritual es el factor más poderoso para prevenir la depresión, la adicción e incluso el suicidio. Segun un estudio realizado por los Psiquiatras Brian y Melisa Grim, en la edad adulta, tener una relación (espiritual) trascendente está relacionado con una disminución del 80 % en el riesgo relativo de adicción a sustancias, una disminución del 60 % en el sufrimiento de depresión mayor y una disminución del 50 al 80 % en el suicidio.
Estudios de resonancia magnética, han demostrado que la espiritualidad despierta un circuito en nuestro cerebro, como si activara una parte que normalmente está dormida. En mi experiencia personal y gracias a lo que he evidenciado en los procesos que acompaño creer en algo más allá de nosotros, facilita el proceso de transformación de los quiebres y dolores que experimentamos durante nuestra vida.
Quiero aclarar que esa conexión o sentido que estoy describiendo aquí, no es religiosa sino espiritual, es decir hace referencia a nuestra capacidad innata para sentir y conectarnos con algo más allá de nosotros mismos.
Ese algo más allá, que puede denominarse Poder Superior, Dios, Jesús, Hashem, Alá, el Espíritu o el Universo; ofrece, al parecer al activar ese circuito en nuestro cerebro, la oportunidad de encontrar el camino para avanzar en medio de las múltiples adversidades a las que nos podemos ver enfrentados.
La espiritualidad entonces, tiene el papel de prender esa pequeña luz, que en algún momento necesitamos cuando estamos en medio de la oscuridad. Es por eso que en mi práctica respeto cualquier tipo de creencia, pero considero fundamental el que exista alguna, pues sin duda, así como lo afirma el estudio, he visto cómo esa conexión superior es un impulso durante los procesos de transformación del dolor.